Monday, March 12, 2007

LA IDEA Y LA MATERIA

Materia»
1. El análisis y sistematización de los usos que el término «materia» recibe en el lenguaje cotidiano de una cultura como la nuestra -cuando la entendemos incluida, con más o menos integridad, en el «área de difusión helénica»- tiene la mayor importancia filosófica; no se trata de una tarea orientada a satisfacer una mera curiosidad enciclopédica. En efecto, los usos que el término «materia» alcanza en el lenguaje ordinario, en sus diferentes estratos históricos, descubren unas veces implicaciones imprevistas o, en todo caso, las dimensiones prácticas de ciertas ideas filosófico-académicas o científicas que tuvieron la suficiente pregnancia como para ser incorporadas al lenguaje ordinario (es el caso de ciertas fórmulas aristotélicas o neoplatónicas asimiladas por el cristianismo y convertidas en «sentido común» y es también el caso de ciertas fórmulas procedentes de los físicos materialistas del pasado siglo, ampliamente divulgadas a través de una intensa acción escolar) y, otras veces, nos ponen en contacto con las fuentes mismas de las ideas filosófico- académicas, en la medida en la [10] cual la «sabiduria popular o mundana» es, para decirlo con palabras de Kant, «legisladora de la razón». Por nuestra parte, interpretamos esta «legislación» de la filosofía mundana en un sentido dialéctico: legislación no es magisterio o canon de verdad filosófica, capaz de garantizar la pureza de los contenidos, sino contexto determinante de los propios contenidos con los cuales la razón filosófica trabaja, muchas veces a contracorriente de la filosofía mundana dominante, «desobedeciendo», por así decir, a sus leyes, aunque siempre contando con ellas. En este punto parece pertinente subrayar que ha sido la tradición marxista una de las que más han insistido, sin perjuicio de su dogmatismo ocasional, en la contraposición entre un materialismo vulgar (que incluye múltiples usos del término «materia» propios del lenguaje mundano) y el materialismo «científico» o filosófico.
materia»
1. En las ciencias positivas y especialmente en las ciencias naturales aparece, desde luego, el término «materia». Según algunos, además, es aquí, en las ciencias físicas (y no en las ciencias humanas, o en la filosofía ni, tampoco, en el lenguaje cotidiano) en donde propiamente podemos esperar la única conceptuación rigurosa («científica») posible del término «materia». La expresión más radical de esta posición es la del materialismo cientificista del siglo XIX, en tanto presuponía que la ciencia natural ha madurado precisamente al atenerse al estudio de las realidades materiales (físicas), que constituirían su adecuado ámbito. Tal era el punto de vista de L. Büchner, K. Vogt o J. Moleschott, ampliamente popularizado en ambientes «progresistas» decimonónicos (el libro de Büchner, Kraft und Stoff, [14] alcanzó, sólo en Alemania, diez y seis ediciones desde 1855 a 1859).
2. Ahora bien: que la ciencia natural, y aún la ciencia en general, sea materialista en su ejercicio, no significa que sea a ella a quien corresponda establecerlo. La tesis del materialismo de la ciencia es una tesis filosófica y no científica; es una interpretación meta-científica de la propia ciencia que ha de abrirse además camino frente a las interpretaciones que se dan en dirección opuesta.

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