NACIONALISMO DE LA GRAN GUERRA
A finales del siglo XIX, Europa dominaba el mundo tecnológica, financiera, económica y sobre todo políticamente: África estaba casi totalmente ocupada (a excepción de Liberia y Etiopía), así como Asia Meridional. China cayó bajo dominio europeo gradualmente. Estados Unidos y Rusia tenían un dominio eficiente de sus vastos territorios. Un conflicto entre Francia y Reino Unido pudo haber estallado a causa del incidente de Fachoda, pero el rápido ascenso de la potencia alemana unió a los dos países a través de la Entente cordiale. El Reino Unido en especial, así como Francia, poseían un inmenso imperio que aseguraba una exclusividad casi total del comercio y la explotación de riquezas bajo el régimen colonial. Alemania, que no poseía casi ninguna colonia, empezó a pretender algunas a la par de su ascenso en la politíca internacional después de su unificación en 1870.
Alsacia y Lorena: por su parte, Francia deseaba obtener la revancha del fracaso sufrido en la Guerra Franco-prusiana de 1870 con Alemania. Tras esta guerra, el Canciller Otto von Bismarck había proclamado el Imperio Alemán en el Palacio de Versalles, lo que significó una ofensa para Francia. En las escuelas se alentaba a los niños, después de las reformas de Jules Ferry, a colorear Alsacia y Lorena en negro sobre el mapa de Francia (territorios que había cedido a Alemania en el Tratado de Fráncfort). Esta generación fue educada bajo la idea de vengar la afrenta de 1870, derrotando a los alemanes. En 1914 solo hubo un 1% de desertores en el ejército francés en comparación con un 30% en 1870.
Los Balcanes: el país de los Balcanes, liberado del Imperio Otomano, (el «enfermo de Europa»), fue objeto de rivalidad entre las grandes potencias. El Imperio Otomano, que se hundía lentamente, no poseía en Europa, a la víspera de la guerra, más que Estambul. Todos los jóvenes países nacidos de su descomposición (Grecia, Bulgaria, Rumania, Serbia, Montenegro y Albania) buscaron expandirse a costa de sus vecinos.
Además, los dos enemigos seculares del Imperio Otomano continuaron su política tradicional. El Imperio Austrohúngaro deseaba continuar su expansión en el valle del Danubio, hasta el mar Negro. Rusia, que estaba ligada histórica y culturalmente a los eslavos de los Balcanes, de confesión ortodoxa, y que les brindó su apoyo ya en el pasado, dispuso en ellos de aliados naturales en su política de conquista de un acceso a «mar caliente» (pasando por el control de los estrechos). Evidentemente, estas dos políticas entre una potencia católica y una ortodoxa provocaron enfrentamientos (los dos imperios poseían, además, un águila bicéfala como emblema).
Sistema de alianzas. Se crearon vastos sistemas de alianzas: Francia, Inglaterra y Rusia de una parte (Triple Entente); y Alemania, Austria-Hungría, e Italia (Triple Alianza (1882)), que fueron enemigos de Rusia y Serbia.
Alsacia y Lorena: por su parte, Francia deseaba obtener la revancha del fracaso sufrido en la Guerra Franco-prusiana de 1870 con Alemania. Tras esta guerra, el Canciller Otto von Bismarck había proclamado el Imperio Alemán en el Palacio de Versalles, lo que significó una ofensa para Francia. En las escuelas se alentaba a los niños, después de las reformas de Jules Ferry, a colorear Alsacia y Lorena en negro sobre el mapa de Francia (territorios que había cedido a Alemania en el Tratado de Fráncfort). Esta generación fue educada bajo la idea de vengar la afrenta de 1870, derrotando a los alemanes. En 1914 solo hubo un 1% de desertores en el ejército francés en comparación con un 30% en 1870.
Los Balcanes: el país de los Balcanes, liberado del Imperio Otomano, (el «enfermo de Europa»), fue objeto de rivalidad entre las grandes potencias. El Imperio Otomano, que se hundía lentamente, no poseía en Europa, a la víspera de la guerra, más que Estambul. Todos los jóvenes países nacidos de su descomposición (Grecia, Bulgaria, Rumania, Serbia, Montenegro y Albania) buscaron expandirse a costa de sus vecinos.
Además, los dos enemigos seculares del Imperio Otomano continuaron su política tradicional. El Imperio Austrohúngaro deseaba continuar su expansión en el valle del Danubio, hasta el mar Negro. Rusia, que estaba ligada histórica y culturalmente a los eslavos de los Balcanes, de confesión ortodoxa, y que les brindó su apoyo ya en el pasado, dispuso en ellos de aliados naturales en su política de conquista de un acceso a «mar caliente» (pasando por el control de los estrechos). Evidentemente, estas dos políticas entre una potencia católica y una ortodoxa provocaron enfrentamientos (los dos imperios poseían, además, un águila bicéfala como emblema).
Sistema de alianzas. Se crearon vastos sistemas de alianzas: Francia, Inglaterra y Rusia de una parte (Triple Entente); y Alemania, Austria-Hungría, e Italia (Triple Alianza (1882)), que fueron enemigos de Rusia y Serbia.
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